jueves, 15 de noviembre de 2007

¡Gracias!



Liliana, muchas gracias por estar junto a nosotros en nuestro evento. Agradecidos infinitamente.

Smial I-Telpë.

martes, 13 de noviembre de 2007

La magia está de vuelta

Angélica Gorodischer, creadora del reino ficticio de Kalpa Imperial, y Liliana Bodoc, autora de La Saga de los Confines, reflexionan sobre el éxito de la literatura fantástica que concibe universos paralelos, al modo de El Señor de los Anillos, de Tolkien. Esas obras se valen de utopías para mostrar el lado oscuro de la vida y, por medio del narrador, destacan que la palabra sobrevive a guerras y mutaciones
Ahora que ningún dios nos amenaza, como diría Friedrich Dürrenmatt, ¿hemos vuelto a creer en la magia? La elección no es tan equivocada; al fin de cuentas, fue la forma más antigua de conocimiento humano.
Sin embargo, podría juzgarse a esta nuestra magia del siglo XXI como un poco pueril, si solo se piensa en la que un mago adolescente y su grupo de amigos aprenden en el colegio de Hogwarts. Magia que ha despertado, aquí y allá, la ambición de más de un epígono literario de la historia de Harry Potter.
Es cierto, hoy es casi imposible no cruzarse, en la literatura y en el cine, con hadas, elfos, trasgos, endriagos, brujos y brujas, ogros y ogresas, hechiceros y hechiceras de distinta catadura, que nos persiguen, en muchos casos, hasta el aburrimiento. Atención, algo de bueno puede obtenerse todavía de este fenómeno: El Señor de los Anillos , esa obra monumental de J. R. R. Tolkien que tantos fanáticos tiene en el mundo entero, ha logrado una versión más que aceptable en su traslación al cine y, por carácter transitivo, un renovado éxito de venta en libro, algo que suena como música que baja de las estrellas para los editores. Esta especie de "justicia artística" alcanzó también a Las crónicas de Narnia , de C. S. Lewis. De lo que puede deducirse que no hay mal que por bien no venga.
En realidad, lo más interesante de la difusión globalizada, marketing mediante, de las aventuras del niño mago es que la literatura fantástica está de vuelta. Aunque mencionar en la actualidad la literatura fantástica signifique tratar de avanzar en un terreno de arenas movedizas. Si hay un género literario ambiguo es precisamente este, malgré las definiciones de Tzvetan Todorov y Roger Caillois, ambos respetadísimos especialistas en el género.
Para responder al espíritu de época, la literatura fantástica de nuestros días tiene un poco de literatura maravillosa y otro poco de ciencia ficción. Un verdadero popurrí que le permite relacionarse cómodamente con las historias de los personajes de los comics o de los "avatares" de Internet.
Dos mujeres sabias
Hablar en la Argentina de literatura fantástica es casi como hablar de nuestra esencia. María Angélica Bosco, en la introducción de su libro Borges y los otros , dice: "Los argentinos tenemos, entre muchas otras, una costumbre peligrosa: la de confundir o mezclar la fantasía con la realidad".
Además de esa costumbre "peligrosa", tenemos también, y desde hace mucho, una magnífica literatura fantástica. Para reflexionar sobre ella y sobre esta nueva vuelta de tuerca, LA NACION convocó a dos escritoras que son prestigiosas exponentes contemporáneas del género. Tal el caso de Angélica Gorodischer (Buenos Aires, 1928) y de Liliana Bodoc (Santa Fe, 1958).
Durante muchos años, se encasilló a Gorodischer como "la reina de la ciencia ficción", gracias a esa manía de poner etiquetas a la creación artística a la que somos tan afectos los críticos y los periodistas. Claro que ella se encargó rápidamente de demostrar que su obra, extensa, distinta y siempre de excelencia, va más allá de cualquier clasificación esquemática. Precisamente, Kalpa Imperial (1983) y Kalpa Imperial II (1984) son magníficos ejemplos de literatura fantástica: la historia ficticia de los emperadores de un reino ficticio, donde la lucha por el poder recorre los siglos y las civilizaciones.
Por su parte, Liliana Bodoc accedió al conocimiento público, y a los premios, con su trilogía La Saga de los Confines (integrada por Los días del Venado , Los días de la Sombra y Los días del Fuego ), una visión extraordinaria de la conquista de América, que va mucho más allá de la circunstancia histórica para hundir sus raíces en la explicación mágica y mitológica de la lucha entre el Bien y el Mal.
Ambas están, obvio es decirlo, muy al tanto del fenómeno que nos ocupa en esta nota y tienen posiciones tomadas. Por ejemplo, con respecto a Harry Potter, Tolkien y demás, dice Gorodischer:
-Leí El Señor de los Anillos mucho antes de que se pusiera "de moda". Me pareció una maravilla. Tolkien no es solo un gran novelista sino que además tiene una solvencia académica espectacular. Hay que leer sus ensayos sobre literatura y crítica: espléndidos. Pero en lo que respecta a El Señor... , me fascinó la invención de todo un mundo que participa en algo de las utopías clásicas, pero que se sitúa un poco más allá o un poco más acá puesto que se hace mención a la raza de los hombres pero todo esto pasa en un mundo otro que puede estar (o no) a nuestro lado sin que lo sepamos o que haya estado o que vaya a volver a estar. Sí, el mal es vencido en El Señor... , pero ¿en qué mundo? ¿En el mundo en que se habla el idioma de los elfos? ¿Donde los árboles desconfían de los enanos? ¿Donde los hobbits salen a la palestra a luchar por un mundo que se les muere entre las manos? Bueno, hay mucha tela para cortar, como en toda obra maestra. No leí Harry Potter . Fui a una librería, me senté frente a un cafecito a mirarlo pero no a leerlo. No me interesó. Vi también la versión original inglesa y estoy de acuerdo con el gordo señor Bloom [Harold Bloom, el polémico crítico norteamericano, que abomina del fenómeno Harry Potter. N. de R.]: es un libro mal escrito. Eso de que los niños se van a acostumbrar a leer cuando lean Harry Potter me parece de un optimismo extremadamente frágil. Los niñitos y las niñitas que no hayan leído nada más que Harry Potter se van a pasar la vida buscando esos personajes arquetípicos que la señora Rowling les ofrece. No creo que puedan pasar ni a Andersen. ¡Qué digo Andersen! Ni a los cuentitos de Calleja que leíamos cuando éramos chicos Las crónicas de Narnia es más interesante, por lo menos está bien escrito. Confieso que no las leí del todo.
Bodoc es también terminante para establecer diferencias fundamentales: "No tengo dudas de que la trilogía de Tolkien puede ponerse en un nivel distinto del de Harry Potter o Narnia . Yo diría... muy distinto. El hecho de que compartan algunos tópicos del género, tal como la visión ´esencialista del Bien y el Mal, no significa demasiado. En todo caso, dadas dos novelas realistas de desigual nivel literario y desigual compromiso estético, también podrán establecerse similitudes genéricas. Lo mismo entre dos sonetos, lo mismo entre dos ensayos... Sucede con la literatura fantástica que cada autor y cada obra deben sobrellevar la carga de la comparación. Una comparación que difícilmente aparezca tan fuerte y recurrente respecto de otros registros literarios. Cada novela fantástica es una obra autónoma, donde aparece una particular visión del mundo y del arte".

Otro mundo, este mundo
Aclaradas que fueron las falsas afinidades, subsiste, sin embargo, la pregunta de por qué otra vez la literatura fantástica recibe tantas adhesiones. Hay ciertas relaciones autobiográficas importantes de, por ejemplo, los tiempos de creación de Kalpa Imperial o de La Saga de los Confines , que resulta interesante explorar."
Kalpa Imperial es también -dice Gorodischer- la invención de un mundo (no pretendo compararme con Tolkien; eso sería de una soberbia imperdonable) pero no tiene nada que ver con las utopías. Es un mundo sin esperanzas, cíclico: muere y resucita y vuelve a morir y así. Y siempre habrá militares ávidos y usurpadores y charlatanes y buenos gobernantes y mesías a pesar de sí mismos. Y ha existido o existirá. Si es cierto que cada agujero negro ES un universo y por lo tanto nuestro universo ES un agujero negro, en alguna parte la energía desatada atrae ese continuo tira y afloja entre el bien y el mal que no tiene por qué ser explícito y del que incluso podemos no hablar nunca, pero que siempre está ahí. ¿Qué hay de invisible en lo que parece visible? ¿Un imperio? ¿Una estrella perdida? ¿Dos hombres, cada uno con una espada? ¿Una mujer que se alza desde el barro hasta la corona de un imperio? ¿Un mundo dividido en dos en el que el norte es el frío núcleo del poder y el sur es el caliente asiento de la rebeldía y por lo tanto del futuro? ¿Un mundo dividido en dos como un cuerpo, en el que el norte es la cabeza y el sur es el sexo? Kalpa Imperial se escribió bajo la dictadura militar: yo no supe lo que estaba escribiendo hasta que no lo vi publicado; pero bueno, una nunca sabe lo que está escribiendo (por suerte. ´Hay que escribir en estado de inocencia , dijo alguna vez Borges). Ni lo que está diciendo. Si lo supiera, mi psicoanalista se quedaría sin trabajo."
A Liliana Bodoc le llevó alrededor de seis años escribir la trilogía ( Los días del Venado se publicó en 2000): "Claro que ese tiempo incluye la escritura y también algún trabajo bibliográfico que me fue imprescindible realizar para recrear el imaginario; coincidió con el hecho de que, después de muchos años y muchos intentos, conseguí aliviar ciertos temores fóbicos ´de alto voltaje . Sabemos que estos temores consumen gran parte de la energía y de la vitalidad. Cuando logré, no digo deshacerme de ellos pero al menos manejarlos, encontré que disponía de un tiempo y una fortaleza que tenía olvidadas. ¡Algo tenía que hacer con eso!". Pero se trató también de que "la literatura fantástica suele reflexionar sobre el poder. Y sobre un tiempo que, aunque tenga apariencia pretérita, obra en el imaginario del lector como una suerte de futuro. La literatura fantástica puede presentar otras organizaciones sociales posibles. Yo creo sinceramente en la importancia de soñar otro mundo. En La Saga de los Confines hay una referencialidad clara a la conquista de América. Y más aún al continente y a las culturas que el imperio español encontró y deshizo. Esto no significa que la novela esté constreñida a lo histórico, ni mucho menos. Hay, en todo caso, una recreación ficcional de aquello que me parece relevante, aquello que, cuestiones más o menos, se repitió y se repite en todas las conquistas imperiales".

El valor de la palabra
Tanto en la obra de Bodoc como en la de Gorodischer, está exaltado el papel del narrador: un relator/archivista/poeta, en Kalpa... ; un cantor poeta (y guerrero a su pesar), Cucub, en La Saga . En uno y otro texto, es ese personaje el que sobrevivirá a todas las mutaciones y las guerras.
-El respeto de las sociedades por la poesía (es decir, por el lenguaje, por la palabra) me parece un rasgo decisivo a la hora de determinar su grandeza -reflexiona Liliana Bodoc-. El hombre se hace humano y libre por la palabra. Las sociedades que, más allá de la cháchara vacía, no honran la palabra (y especialmente, la palabra poética) están sustentadas en la ignorancia y en la injusticia. Frente a un discurso que insiste en que las relaciones que rigen la sociedad actual son las únicas posibles, la literatura general y la literatura fantástica en particular abren puertas a la reflexión acerca de otras posibilidades.
Como escribe Angélica Gorodischer en Kalpa Imperial II , "si las viejas palabras están nombrando otra manera de mirar, ahí sí, ahí has encontrado un pensamiento nuevo, y eso no es algo que se consiga fácilmente ". Por eso, leer y escribir literatura fantástica ayuda a enfrentarse con todo lo terrible que puede ser la vida (que es "más antigua y oscura que la muerte", como escribió Blanca Varela). Quizás ahora podamos comprender mejor por qué la literatura fantástica está de vuelta.

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Sábado 13 de octubre de 2007
Por Graciela Melgarejo